La agresividad crónica de los niños
después de que inicia su estancia en la escuela es la condición que más se
relaciona con delincuencia en la adolescencia, la juventud y la vida adulta.
Los niños persistentemente agresivos después de los 10 años de edad están
asociados a condiciones de vida difícil, deserción escolar, precocidad en el
inicio de la vida sexual, mayor número de parejas, consumo de alcohol y mayor
dificultad para graduarse de la universidad.
Los arrebatos de agresividad son un
rasgo normal en la infancia pero algunos niños persisten en su conducta
agresiva y en su incapacidad para dominar su mal genio. Este tipo de niños hace
que sus padres y maestros sufran siendo frecuentemente niños frustrados que
viven el rechazo de sus compañeros no pudiendo evitar su conducta.
El trabajo a seguir es la socialización de la conducta
agresiva, es decir, habrá que
modificar el comportamiento agresivo
para que derive hacia un estilo de comportamiento asertivo.
Los problemas de conducta en el aula, son
aquellos comportamientos del niño que interfieren en el logro de las metas
académicas. El cambio de estas conductas se considera necesario para alcanzar
los objetivos escolares.
Los mensajes de agresividad llegan y
producen efecto. Cabría preguntarse sobre el impacto que algunos, los más
violentos, tienen en los tres sectores del campo de la mediatización: los
medios, las instituciones y los actores individuales o miembros de la sociedad.
Los estudios modernos señalan tanto
que los medios no tienen influencia sobre el origen de la violencia, sino que
la incrementa. Observando sus mensajes, comprobamos diversas formas de
violencia: la agresión, la impunidad, el asesinato, la injusticia, la estafa,
la desigualdad social, la ostentación de la riqueza, la exhibición de lo
privado y de los horroroso, la sexualidad perversa, etc., La lucha y
otras formas de hostilidad predominan entre los niños que están bajo la
constante sujeción arbitraria de los adultos.
A algunos maestros les resulta difícil
enfrentarse con problemas de comportamiento sin utilizar la fuerza. Castigar
cualquier acción que consideran una amenaza contra su autoridad. La reacción de
un maestro ante el comportamiento agresivo depende mucho de su bienestar físico
y del estado emocional del momento. Si sus necesidades de éxito, de
reconocimiento y de vida familiar y segura no han sido satisfechas, es probable
que llegado el caso demuestre sus propios sentimientos agresivos.
El maestro debe cuidar que su estado
mental sea bueno, de modo de poder aceptar sin sobresaltos ni muestras de
emoción el comportamiento insolente y agresivo de los alumnos.
Mi hijo de 9 anos no me hace caso ni a mi ni en su escuela, no quiere hacer deberes, y mato una iguana a palos !! No se que hacer ayuda !!!
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